domingo, 6 de septiembre de 2009

¿ Existe la Compasión en el Camino Neocatecumenal ? 4ª Parte.


Como estos días atrás seguimos con el tema.



4. El perdón como horizonte



Lo que provocó más escándalo y hostilidad hacia Jesús durante su actividad en Galilea fue su amistad con los pecadores, es decir con los homosexuales, con los divorciados, con los drogadictos, con los inmigrantes, con los ladrones, con las prostitutas, es decir, con lo que el camino actualmente ya no quiere.


Nunca había ocurrido algo parecido en Israel. Ningún profeta se había acercado a ellos en esa actitud de respeto, amistad y simpatía, al igual que ahora con los miembros del camino. Lo de Jesús era inaudito, e impensable actualmente.


El recuerdo que había dejado el Bautista era muy diferente. Juan había denunciado a los pecadores, les había recordado el castigo que los amenaza y había introducido un gran rito de purificación y penitencia para sacarlos del pecado, esta forma de pensar es la que ha llegado hasta nuestros días en el camino, si se revisa los escrutinios, las visita de los catequistas, los anuncios, etc siempre te están recordando tus pecados, siempre te están mandando penitencias, y siempre te están recordando el infierno y el demonio, por lo que podemos decir que el camino se ha anclado en las enseñanzas de Juan el Bautista.


Su actuación no escandalizó a nadie. Era lo que se podía esperar de un profeta, defensor de la Alianza entre Dios y el pueblo, por eso las enseñanzas de Kiko Argüello no estrañan a nadie.


Pero lo de Jesús era difícil de entender. No hablaba de la ira de Dios contra los pecadores. Al contrario, repetía que en el reino de Dios había sitio para los pecadores, los recaudadores y las prostitutas, y actualmente añade, a los homosexuales, a los separados, a los drogadictos a los inmigrantes etc.


No se dirigía a ellos en nombre de un Juez irritado (que es lo que se hace en el camino), sino de manera amistosa y acogedora, en nombre de un Padre compasivo. No los amenazaba ni les urgía a un bautismo de penitencia, ni los expulsaba de las comunidades, ni les decía a los demás miembros que no le hablaran hasta que no hicieran cualquier tipo de cosa como si fuera un rito de purificación.


Los convidaba a sentarse a su mesa y les invitaba a seguirle. ¿Cómo un hombre de Dios los podía aceptar como amigos sin exigirles previamente conversión? ¿Cómo podían entrar en su movimiento sin ponerles condiciones para su ingreso?. Esta postura actualmente por desgracia, es impensable en el Camino.


Lo que más escandalizaba era verle a la mesa en su compañía. Era algo inimaginable en alguien considerado como «hombre de Dios». Sin duda era un gesto provocativo que Jesús buscó intencionadamente y que generó una reacción inmediata contra él. Que es la misma reacción que provoca en la actualidad en los miembros del camino contra cualquier miembro que no cumpla lo que se le ordena por parte de os catequistas, o contra un hermano que ha acogido en su casa a su hijo porque se ha separado, o que no obliga a sus hijos a caminar. Las diversas fuentes recogen fielmente primero la sorpresa y después las acusaciones de los más hostiles:


«¿Qué? ¿Es que come con los publicanos y pecadores?». «Ahí tenéis un comilón y un borracho, amigo de pecadores»


Y yo añadiría:


{ ¿Cómo que este hermano a acogido a su hijo en su casa por que su mujer lo ha dejado? ¿ Cómo que este hermano sigue viendo a su hermana de sangre que es una drogadicta, y puede contaminar a nuestros jóvenes? ¿Cómo se le ocurre hablarle a este hermano que ha sido expulsado de la comunidad porque ha dejado a su mujer que le pegaba ?. Así podríamos añadir un montón más...}


No sabe marcar las barreras. No tiene vergüenza. ¿Cómo puede actuar así? El asunto era explosivo. Sentarse a la mesa con alguien siempre es signo de respeto, confianza y amistad. No se come con cualquiera. Cada uno come con los suyos: los gentiles con los gentiles, los judíos con los judíos, los ricos con los ricos, los pobres con los pobres, los fariseos con los fariseos, los monjes de Qumrán con su comunidad, los catecúmenos con los catecúmenos. Jamás un hombre piadoso y respetable se sentaría con pecadores, prostitutas, separados, drogadictos y homosexuales. Comer juntos en la misma mesa quiere decir que se pertenece al mismo grupo. ¿Qué quería decir Jesús? ¿Estaba de parte de los pecadores? ¿Pertenecía al mismo grupo?


Jesús insistía en comer con todos. Su mesa estaba abierta a cualquiera. Nadie se debía sentir excluido. No hacía falta ser puro. No era necesario limpiarse las manos, no tenían que hacer lo que el catequista les ordenaba. Podían compartir su mesa gente poco respetable, incluso pecadores que vivían al margen de la Alianza


JESUS NO EXCLUÍA A NADIE.


En el reino de Dios todo ha de ser diferente. La misericordia acogedora sustituye a la santidad excluyente. El reino de Dios es una mesa abierta donde pueden sentarse todos. No hay que reunirse ya en torno a mesas separadas que excluyen a otros para salvaguardar su propia identidad, ya no se sientan solo los miembros del camino con los miembros del camino y el resto de pecadores separados. La identidad del grupo de Jesús es no excluir a nadie.



Probablemente nunca ha habido sobre la tierra un hombre que ha proclamado con tal fuerza y tal hondura la amistad, el perdón y la acogida de Dios hacia quienes lo olvidan o rechazan.


Su mensaje sigue ahí resonando para quien lo quiera escuchar:


«Cuando os veáis juzgados por la ley o por un catequista, sentíos comprendidos por Dios; cuando os veáis rechazados por la sociedad, o por la comunidad, sabed que Dios os acoge; cuando nadie os perdone vuestra indignidad o no os consideren digno en el camino neocatecumenal, sentid sobre vosotros el perdón inagotable de Dios. No lo merecéis. No lo merece nadie.


Pero Dios es así:


"Amor y perdón".


No lo olvidéis nunca.


Creed en esta Buena Noticia» Y no en las cargas que os imponen en el Camino Neocatecumenal.


2 comentarios:

  1. Estimado Luis:

    Doy por hecho que es usted del camino, ya veo que es más facil decir las cosas, pero muy dificl demostrarlas.

    Le rogaría que me explicara porque soy un mentiroso, yo puedo demostrarle que no he metido en nada. sin embargo usted. simplemente usa la técnica de las comunidades, injuriar a las personas.

    Ah le falta el Demonio.

    Bueno nos vemos por aquí y recuerde.

    Que Dios le ama tal como es y no como quiere que sean sus catequistas.

    ResponderEliminar