domingo, 6 de septiembre de 2009

¿ Existe la Compasión en el Camino Neocatecumenal ? 3ª Parte



Seguimos con la 3ª parte:





3. La actuación terapéutica como programa


No hay duda de que Jesús amó, defendió y se dedicó a los más pobres e indefensos de la sociedad, es decir incluso a aquellos que el Camino Neocatecumenal ha rechazado, porque no los consideran dignos de estar en el.


No hay en ello nada original. Otros muchos lo han hecho también antes y después de Jesús. Lo más admirable es que, por encima de ellos, Jesús no amó nada más que a ellos, ni siquiera la religión, como se hace el Camino que se ha de interponer antes al Camino que a los mismos pobres, la ley o la seguridad de su pueblo. La investigación moderna no deja lugar a dudas. Lo primero para Jesús es la vida de la gente no la religión, sin embargo en el camino se ha tendido a esta parte, es decir a tirar primero por la religión y luego por la gente. La clave desde la que Jesús vive a Dios y lucha por su reinado entre los humanos no es el pecado, la moral o la ley, sino el sufrimiento generado por la falta de compasión. La gente captó enseguida la diferencia entre Jesús y el Bautista. La misión del Bautista estaba pensada y organizada en función del pecado, al igual que ha pasado en el camino, que actualmente se han volcado totalmente en el pecado, para ellos todo el mundo son pecadores, y no existe la salvación si no hay una redención fuerte, ejemplo de ellos son los crueles escrutinios que se le hace a la gente.


Era su preocupación suprema: denunciar los pecados del pueblo, llamar a la penitencia y purificar con el bautismo a quienes acudían al Jordán, si os fijáis es como actualmente el camino, su mayor preocupación de los catequistas no es anunciar a Dios sino buscar los pecados en la gente, denunciarlos e imponerles cargas inútiles. El Bautista nunca cura los enfermos, no toca a los leprosos, no libera a los endemoniados, no alivia el sufrimiento, como ocurre en el camino, el camino no cuida de los enfermos, no tiene contacto con los pecadores, "drogadictos, ladrones etc", no alivia el sufrimiento de la gente sino que les impone más cargas, y solo vasta que te vayas a la puerta de las casas de los miembros del camino y siempre los ves con caras de amargados, ellos solo encuentra la felicidad cuando salen de una de sus celebraciones después de haber recibido su "dosis" de adoctrinamiento. Por el contrario, la primera preocupación de Jesús era el sufrimiento y la marginación que sufrían las gentes más enfermas y deterioradas, que es lo contrario de lo que hacen en el camino. Las fuentes no presentan a Jesús caminando por Galilea en busca de pecadores para convertirlos de sus pecados, sino acercándose a enfermos y endemoniados para curarlos de su sufrimiento. Su misión no era tanto una misión «religiosa» o «moral», cuanto una misión «terapéutica» encaminada a aliviar el sufrimiento de quienes se ven agobiados por el mal y excluidos de una vida sana, sin embargo en el camino se han volcado en lo contrario, en buscar adeptos a costa de lo que sea, imponiendo una moralidad falsa, porque cuando son ellos los que han de cumplirla, ya esta moralidad es más ligera, y si son sus hijos, mejor corremos una cortina.



Es más determinante en la actuación de Jesús suprimir el sufrimiento que denunciar los pecados de la gente, aunque en el camino es al contrario, es más importante denunciar los pecados de la gente que alibiar sus sufrimientos.



En el camino hay una máxima que está muy de moda, para ellos el sufrimiento es bueno es magnífico, y es consecuencia de una "corrección de Dios", sin embargo vemos claramente que esta idea es errónea y es producida por una mala interpretación de la biblia hecha por kiko, un pobre hombre que se encuentra perdido y que piensa que con los sacrificios volverá el Señor a hablarle, y claro no se da cuenta que el Señor ya no le habla, no porque no se ha atormentado lo suficiente, sino porque su soberbia le impide escuchar a Dios en su corazón.



No es que no le preocupe el pecado a Jesús sino que, para él, el pecado que ofrece mayor resistencia al reino de Dios es precisamente causar sufrimiento o tolerarlo con indiferencia desentendiéndonos de él, que es lo que está pasando actualmente en el camino.



Se ha dicho con razón que, frente a la «mística de ojos cerrados» propia de Buda y de la espiritualidad del Oriente en general, y que también se da en el camino, que busca en la atención a lo interior caminos para liberarse del dolor, Jesús impulsa una «mística de ojos abiertos» y una espiritualidad de la obligación absoluta de atender al dolor de las gentes. Cuando a Jesús se le pregunta si viene en nombre de Dios, sólo responde con su actividad terapéutica y curadora:



«los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. Y dichoso el que no se sienta defraudado por mí».

No hay duda.


Se actúa en nombre de Dios cuando se lucha contra el sufrimiento, por eso sabemos que el camino se ha alejado de Dios porque para ellos hay que sufrir para entrar en el Reino de los Cielos. Se abre camino al reino de Dios cuando se libera a la gente del mal. Jesús ha puesto en marcha una «religión terapéutica», que no tiene precedentes en las tradiciones religiosas de Israel. Jesús proclamaba a Dios curando. Esto es lo nuevo. Jesús pone en marcha un proceso de sanación tanto individual como social con una intención de fondo: curar, aliviar el sufrimiento, restaurar la vida. El cuarto evangelio pondrá en boca de Jesús una frase que lo dice todo: «Yo he venido para que tengan vida y vida abundante»



Sin embargo vemos claramente como el camino se ha desvirtuado y se ha ido por otros lares buscando el sufrimiento buscando la salvación con cargas, es como ya hemos dicho antes, la forma en que piensan que Dios les va a hacer caso (cuanto más sufra más me va a escuchar Dios, es una muestra de la soberbia del hombre,) ellos ya no entienden que Dios les dé las cosas gratis, sino que se lo tiene que ganar a pulso.




No hemos de pensar sólo en las curaciones. Toda su actuación trata de encaminar a la sociedad a una vida más saludable: su rebeldía frente a tantos comportamientos patológicas de raíz religiosa (legalismo, hipocresía, rigorismo, vacío de amor); su esfuerzo por crear una convivencia más justa y solidaria; su ofrecimiento de perdón a gentes hundidas en la culpabilidad y la ruptura interior; su acogida a los maltratados por la vida o la sociedad; su empleo en liberar a todos del miedo y la inseguridad para vivir desde la confianza absoluta en Dios. Jesús sólo llevó a cabo un puñado de curaciones. Por las aldeas de Galilea y Judea quedaron otros muchos ciegos, leprosos y endemoniados sufriendo sin remedio su mal. Sólo una mínima parte experimentó su fuerza curadora. Jesús no pensó nunca en los milagros como una forma fácil de suprimir el sufrimiento en el mundo, sino sólo como un signo para indicar la dirección en la que hemos de actuar para acoger e introducir el reino de Dios en el mundo.


No es extraño que, al confiar su misión a sus discípulos, Jesús los imagine no como doctores, jerarcas, liturgistas, teólogos, catequistas o responsables de comunidades, sino como curadores:


«Proclamad que el reino de Dios está cerca: curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios. Gratis lo habéis recibido, dadlo gratis» El gran problema que se encuentra en las comunidades es que para ellos no reciben nada gratis, sino que se lo ganan a pulso con horas de catequesis o adoctrinamiento, con sacrificios con familias numerosas que sin querer descuidan a los hijos, etc, por eso ellos no pueden dar nada gratis, aunque ellos digan lo contrario.



La primera tarea de los seguidores de Jesús no es celebrar cultos, elaborar teología, predicar moral, celebrar interminables anuncios, asistir a palabras, celebrar grandes y pomposas eucaristías, sino curar, liberar del mal, sacar del abatimiento, sanear la sociedad, ayudar a vivir de manera saludable. Ese programa terapéutico es el camino del reino de Dios.


Por eso, después de analizar el camino actualmente, podemos decir claramente y en mayúsculas que

POR DESGRACIA SE ESTÁ ALEJANDO DE LAS ENSEÑANZAS DE JESÚS Y SE ESTÁ ACERCANDO CADA VEZ MÁS Y PELIGROSAMENTE A LAS DE BAUTISTA, Y POR CONSIGUIENTE O SE TOMAN LAS MEDIDAS OPORTUNAS O CON EL TIEMPO SE SEPARARÁN DE LA IGLESIA.

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